domingo, 7 de febrero de 2016

Impalada Bcn-Mad-Bcn 2015



Todo empezó en la Impalada de 2015, cuando Julián y José Mª decidieron venir hasta Barcelona en moto desde Madrid. La verdad es que cuando lo escuché, pensé que tenían muchas ganas de ir en moto, excesivas ganas. Luego durante aquel día formamos un grupo Julián, JM, Nacho, Pepe (a quien conocimos ese día) y yo. Creo que nos compenetramos bien y la jornada, pese a algún problemilla, resulto memorable, y como suele suceder en estos casos nos generó un gran hambre de moto y claro, ¿que hace una persona cuando disfruta haciendo algo?, intenta repetirlo, pero ¿como?.
Fue Pepe quien tuvo la genial ocurrencia: devolver la visita a Julián y José Mª, yendo a Madrid en moto, un viaje de 1.300 km en 4 días. Buscamos fechas y la que nos iba mejor era la del puente de la Diada, lamentablemente, un cambio de planes de otro grupo de amigos de Pepe, con los que estaban preparando un viaje a Marruecos (en moto claro) impidió su participación, de modo que iríamos Nacho y yo en dos motos suyas: una Impala Sport 175 y una Texas 175.
La ruta elegida fue la misma que hicieron Julián y José Mª, pero en sentido inverso, evitando autovías y autopistas.
PREPARATIVOS
Aunque no se trate de una travesía africana, para disfrutar del viaje y no hacer un clinic de reparaciones itinerante, lo primero que se requiere es que las motos estén en perfecto estado; las motos de Nacho están restauradas al 100% y funcionando de modo inmejorable. Para la Impalada recibieron un repaso general, ahora hemos hecho una supervisión de cosas básicas: apriete de tornillería, tensado y engrasado de cadena, etc. Pero en la Texas hicimos algo más, colocar la corona original de 46 dientes, sustituyendo a la de 44, que ampliaba el salto entre la 3ª y la 4ª. La Texas lleva una relación de cambio de Impala en sus tres primeras marchas con una 4ª mas desmultiplicada que en combinación con piñón y corona de 12/46 por 14/44 de la Impala, permite un uso adecuado por montaña de la 1ª-2ª-3ª, con una 4ª para carretera. La corona que llevaba ahora aumentaba el salto entre 3ª y 4ª, lo que dificultaba su uso en subidas o con viento de cara. Jordi D nos puso en contacto con Joaquím Barrachina, gran aficionado a las clásicas, quien nos mecanizó la corona en bruto de duraluminio, haciendo el alojamiento para el cojinete y los orificios que la aligeran.
Por último, y pensando en las condiciones de uso (régimen de vueltas elevado de forma continua) Nacho, teniendo presente los consejos de Pepe, decidió usar una mezcla con Castrol Power 1 Racing al 2,5%, eso supuso en total 1 litro y pico en la ida y otro tanto para la vuelta. Para facilitar la preparación de la mezcla, Nacho adaptó para medidor un envase de yogurt, calibrado con la medida de aceite por litro.
Quedaba el tema del equipaje. Nacho compró una bolsa extensible para depósito, fijada por imanes, el resto lo resolvimos con mochilas y unas redes elásticas. La idea era no complicarnos mucho y evitar utilizar accesorios fijos. La mochila de la espalda descansa sobre la que se apoya en el asiento, por lo que su peso no se transmite a nuestra espalda, es como si no lleváramos peso (en el viaje lo pudimos comprobar).
Al probar la red con la mochila sobre el asiento, vimos que se marcaba la tapicería; una espuma recortada y unos trozos de armaflex, ofrecieron la protección que necesitábamos, una solución funcional y  simple por menos de 3 €.

En cuanto al equipo, Barbour, faja, traje de agua y casco tipo jet, que te da un amplio ángulo de visión y permite percibir mejor las sensaciones de la conducción.

EL VIAJE
DIA 1
Pepe vino a darnos el banderazo de salida y tomar unas fotos del inicio del viaje, que empezamos, igual que José Mª y Julián, lloviendo, lo que se alargó aprox. hasta el mediodía.

La primera parte fue bastante pesada, tráfico y agua te hacen ir en tensión permanente. Paramos a la salida de Valls para comer algo.
Valls

Remedio casero para no mojarse el calzado y que no ocupa espacio en el equipaje

Es a partir de Reus cuando la densidad de vehículos se reduce, cruzar el Ebro en Mora de ídem marca otra frontera y es cuando pudimos empezar a conducir sin pensar tanto en los demás porque no había casi "demás". Ir en moto es una experiencia individual y yo al menos, cuando disfruto de verdad es cuando me encuentro solo con la moto, aunque haya mas gente al lado.

Repostaje en Mora d'Ebre


Después de Gandesa y cuando comienzas a ganar altura, puedes ver a tu izquierda una impresionante vista del Parque Natural dels Ports de Beseit. Me lo apunté para hacer una foto a la vuelta, pero no pensé en la luz, y el momento bueno era a la ida, por la mañana quedan a contraluz y no se aprecian bien hasta el mediodía. Esta foto no es mía pero refleja más o menos lo que se ve, aunque desde más cerca.
Ports de Beseit

www.casabarcelo.com/es


Hasta comenzar el descenso a la altura de Caseres, el paisaje a tu izquierda es soberbio; llegamos a Calaceite, donde hacemos otra parada para comer algo y tomar un café. Evitamos darnos un atracón porque así tienes digestiones mas ligeras y no paras tanto rato. Por cierto, es otro sitio para apuntarse porque tiene un centro histórico muy interesante.
 Calaceite - Nacho preparando el bote para la mezcla

  Calaceite - reponiendo fuerzas
 
 Calaceite - un café y ... gas
Pasamos por fuera de Alcañiz, punto a partir del cual empezamos a cruzarnos con unos cuantas BMW que iban a una concentración en Formigal.
Ya estábamos totalmente dentro del viaje, te abstraes de todo y la ruta se convierte en tu presente, en tu mundo. 
A medida que aumentas la velocidad, tu ángulo de visión se reduce hasta llegar a convertirse casi en un tubo. Muy pocos vehículos y circular a 80-90 km/h, como íbamos nosotros, te da una amplia visión de lo que te encuentras y no estar pendiente de lo que hacen otros. Disfrutas de la carretera, atraviesas una recta, miras el cuentakm, ves el brillo del faro y del aro perfectamente cromado, mas allá, el fondo borroso del asfalto que pasa por debajo tuyo, levantas la vista poco a poco y empiezas a ver las hierbas de la cuneta, después, mas nítidamente, un árbol, una casa, los campos, al fondo las montañas casi estáticas; todo a la vez como un mosaico cambiante. Trazas una curva, te abres acercándote a la línea discontinua que parpadea, ahora a la cuneta y al salir otra vez vas a buscar la línea. Todo acompañado del ruido y las vibraciones de un motor de casi 50 años que gira como un reloj, de una moto que forma parte de esa generación de máquinas que despertaron tu afición (aunque en mi caso fuera de la marca rival). El aire en la cara, la nariz, ese sensor que llevamos de serie, destapada, captando aromas, frío y calor. Estás pensando en todo esto y vuelves a sentir esa euforia indescriptible por estar haciendo algo que te apasiona y  entusiasma como pocas cosas en la vida: !! IR EN MOTO !!. 
 Valdealgorfa - Al final el dia se despejó

Gargallo

Todo el tramo siguiente hasta Montalbán, donde paramos, es un paisaje para disfrutar. Antes del pueblo, al lado izquierdo de la carretera, en los cortados de la montaña, se ven a lo lejos buitres volando en círculos, luego nos explicaran que también hay corzos, cada vez mas.
Al detenernos, se acerca un lugareño a ver las motos, a el le siguen varios mas, y llama a un miembro del motoclub local, al que le dice: "Ven p'aqui, que esto no lo has visto nunca y no lo volverás a ver en tu vida". Conocen la Impala, dos de ellos habían tenido una, pero nunca habían visto una Texas. Esto se repite otras veces cuando paramos a repostar y se acercan otros moteros en sus BMW, Harley, a todos les llaman la atención y valoran su impecable aspecto.
Montalbán

En Caminreal nos desviamos hacia Monreal del Campo, fin de la primera etapa. Repostamos y dejamos las motos preparadas para el día siguiente: levantarse, desayunar y ... gas.
Una de los requisitos que buscamos al reservar sitio, fue tener garaje cerrado, aquí estuvieron al lado del coche de la Guardia Civil; estas joyas se merecen todos los cuidados.
Vamos a cenar al centro del pueblo, pasamos por delante de la iglesia, acaban de hacer misa y van a cerrar, pero el párroco nos deja entrar un momento, mientras conversa con un grupo de feligreses, todas mujeres, muchas vestidas en tonos oscuros, en una estampa inusual de estos tiempos, pero auténtica, para unos urbanitas como nosotros. Cenamos en una terraza, repasando las vivencias del día. Nacho esta tan entusiasmado o mas que yo. Dice que prefiere no cenar mucho, pero al final ........

DIA 2
Repasamos el rutómetro analógico que lleva Nacho sobre la bolsa del deposito, una hoja de papel con la ruta en Excel de Julián y algunas anotaciones. Suficiente para el planteamiento de viaje que nos hemos montado. Por la mañana tenemos que ir hasta Sigüenza, donde hemos quedado con Julián y José Mª, los precursores de esta aventura. 
Monreal del Campo - Preparadas para arrancar

Monreal del Campo - repaso del rutómetro
 

Pozuel del Campo

Subimos dos puertos de casi 1.300 m (más o menos como Masella o La Molina), hace fresco y se agradece el Barbour. No se trata de desplazarse sino de viajar, paramos cuando nos apetece. La carretera, en contraposición a la autovía, junto con nuestra velocidad, te permite parar cuando y donde quieres. Lo hacemos en Molina de Aragón y Anquela del Ducado. Al descender entramos en una zona de amplias llanuras, bosques, campo, un paisaje relajante.
Molina de Aragón - Fortaleza de Molina de los Caballeros

 Anquela de Ducado


En Alcolea del Pinar cruzamos la N-II y nos dirigimos a Sigüenza. En una recta veo a unos 50 m. un ave rapaz sobre un tendido telefónico (luego sabré que en esta zona hay águilas perdiceras). No es que quiera hacer un relato de la fauna ibérica, pero no deja de sorprenderme poder ver especies en peligro de extinción o casi, desde la carretera. Nuestro moderno mundo nos aleja la naturaleza cada vez más.

Hemos quedado en la Plaza Mayor, delante de la catedral que guarda al Doncel. Sigüenza ya vale por si sola un viaje.
Sigüenza - Plaza Mayor



 Llegan Julián y José Mª, ellos serán nuestros guías hasta Madrid y anfitriones en ella.
  

 Parada técnica a la salida de Sigüenza para repostar.

 Pasamos por Jadraque, con su imponente castillo, cuyo primer propietario fue Rodrigo Díaz de Vivar, al parecer descendiente del Cid Campeador.
Jadraque - Castillo
www.turismocastillalamancha.es
 
Paramos a comer en Jadraque. Hoy hace un día espléndido y el Barbour abriga demasiado

 La caja de herramientas con un poco de todo, afortunadamente no la utilizamos en todo el viaje.

Pasamos por Puebla de Beleña, Humanes, El Cubillo de Uceda, Valdetorres de Jarama. Aun estamos a unos 40-50 km de la capital, pero de aquí poco ya distinguiremos el skyline del Madrid moderno.


La Impala y la Texas tienen depósitos de diferente tamaño, así que nunca coinciden sus necesidades de repostaje, calculamos los kilómetros en función de la Texas, de menor autonomía. Pasamos por Algete y Nacho me dice que podríamos poner gasolina, en teoría podemos esperar unos 20 km., al cabo de un par de km. empiezo a oír un leve ruido de aros, si, me voy a quedar sin gasolina por no hacer caso a Nacho. Es una autovía, donde no puedes dar media vuelta, cuando nos damos cuenta vemos a Julián hacerse pequeño, cada vez mas lejos; al cabo de un rato vemos pasar a la Impala2 enchufada en el otro sentido y un buen rato después acercándose hasta nosotros (prefiero no saber la vuelta que tuvo que dar).


Me acuerdo que tengo instalada una aplicación en el smartphone de esas que nunca uso, que busca la gasolinera mas próxima: mano de santo, hay una a apenas 4 km, botellín de agua para trasvasar gasolina y salimos del paso.
Llegamos a Madrid, que impresiona por su actividad, José Mª nos lleva hasta su garaje, donde descansaran las "máquinas" y después nos acompaña hasta nuestro alojamiento. Por la noche nos espera una cena en casa de Julián.
Este viaje perdería mucho de su sentido si no fuese por Julián y por José Mª, y por varios motivos: por la afición compartida, porque ellos fueron los pioneros del viaje, por su actitud positiva ante las cosas y por ese sentido del humor con el que se enfrentan a todo lo que hacen, pero por encima de todo, porque son unas excelentes personas, unos buenos amigos a los que apreciamos mucho y que nos han agasajado de la mejor de las maneras. Desde aquí, otra vez gracias.
Ir en moto es una experiencia individual, pero los humanos, como seres sociales que somos necesitamos compartir lo que hacemos y mas cuando eso nos entusiasma. Durante la cena pudimos hacerlo y compartir anécdotas de todo tipo, algunas desternillantes, como la que nos contó Charlie, un amigo de Julián que nos acompañó. Pudimos conocer a Myriam, la encantadora esposa de Julián y también a su hija. José Mª nos sorprendió regalándonos unos bonitos polos conmemorativos del viaje, en los que hizo poner delante un logo de Montesa y en la espalda el lema de un amigo de todos ellos, el desaparecido John Haberbosch, al que creo haber visto en alguna Montesada, y que muchos amantes de las clásicas conocían. La frase es todo un lema vital: "Life is an adventure or it is nothing".

Fernando, Nacho, José Mª y Julián, brindando por Pepe y por su idea

DIA 3
Julián nos acompaño a por las motos, nos despedimos de el y de José Mª y emprendimos el viaje de vuelta.

Madrid - Pza Castilla


Bajamos por la Castellana, Pza de Cuzco, Santiago Bernabeu, Nuevos Ministerios y al llegar a Pza Dr. Marañón, giramos por María de Molina, Avda de América y ...... vuelta casa.
Ahora ya nos conocemos la ruta y aprovechamos para ir parando en puntos que nos llamaron la atención en la ida. Nos detenemos a comer en Maranchón, a la salida pasamos entre inacabables campos de girasoles y un fondo de modernos molinos de viento.

Maranchón

Entramos en una larguísima recta y nos detenemos a descansar, la Texas me pide tocar tierra. Al ver más tarde la foto, parece una alegoría de sus caminos paralelos, cada una en su elemento.
Pozuel del Campo
 

Puerto de Bañón

Pancrudo, curiosas formaciones geológicas
Pancrudo

Montalbán, Nacho y la Texas 175

Montalbán


Durante la mayor parte del viaje, Nacho ha llevado la Impala Sport y yo la Texas, excepto en un par de ocasiones en las que hemos intercambiado las motos. Después de hacer kilómetros, al hacer el cambio se aprecian mucho las diferencias entre ambas; teniendo en cuenta que, aunque hace muchos años tuve una Impala Sport que usaba tanto a diario como en salidas por carretera, no soy ningún especialista en este modelo y que de la Texas, los que la conocen en profundidad, forman parte de una reducida élite entre la que no me encuentro.
Pese a tener un origen común, su comportamiento, dado que están destinadas a usos diferenciados, es lógicamente muy distinto. Lo primero que notas al subirte es la diferencia de posición, la Sport (y su manillar) te marcan y fijan la postura, brazos estirados y cuerpo hacia delante. En la Texas, con su manillar alto y más retrasado, llevas la espalda vertical con los brazos flexionados, lo que te mucha más movilidad sobre la moto. Al arrancar, en la Sport no te puedes limitar a soltar el embrague y dar gas, hay que hacerlo con tacto, pues tiene una primera larga, pero una vez lo has hecho empieza lo bueno y las marchas enlazan muy bien. La Texas, tiene una primera mucho más corta que permite arrancar sin ningún tipo de dificultades, subiendo marchas sin problemas hasta llegar al "muro" entre la 3ª y la 4ª, acrecentado en relación a la Sport por la diferencia de potencia. Colocar la 4ª en subidas con cierta pendiente o con viento de cara tiene su punto. Hay que estirar bastante la 3ª, preveer con suficiente antelación (si se puede) el inicio de la subida y en algunos casos aplanarte sobre el depósito. La Sport no tiene estos problemas y demuestra ser una gran rodadora. Por otro lado y en comparación con la Texas, la Sport exige una trazada precisa, mientras que la Texas permite corregir casi donde quieres. En cualquier caso, el rendimiento de estos pequeños motores es sorprendente y tiene mucho que ver con la gran ligereza de ambas motos, que es una de las cosas que me atrae en general de las clásicas, en estas lo que hacemos con nuestro cuerpo influye mucho más en la conducción que en una moto moderna.
Pasamos por Alcorisa, Calanda y finalizamos la etapa en Alcañiz.
Alcañiz

Tenemos reserva en el Hostal El Trillero, donde pararon José Mª y Julián en su viaje, el hijo del propietario es un gran aficionado a las Harley y se ha hecho construir un surtidor de cerveza en ... un motor de su marca favorita.

Alcañiz desde el otro lado del rio

El Hostal está justo delante del río, cruzamos un puente peatonal y nos plantamos en el muy apreciable centro histórico, nos dirigimos a la Plaza Mayor, está llena, es la Fiesta Mayor. Encontramos sitio en una terraza, cenamos de tapas y justo al terminar, empieza el correbous (corretoros en traducción literal del catalán), lo planeamos y  no sale mejor.
 Alcañiz - Plaza Mayor
 
Si antes la plaza ya estaba llena ahora lo esta a rebosar. Aparece el “bou”, es de madera y se mueve a lomos de una persona llevando todo tipo de petardos: bengalas, tubos de fuego, aros giratorios y cohetes. Corre de forma anárquica por la plaza, los crios se lo pasan bomba y Nacho y yo tenemos que salir corriendo mas de una vez para no ser fogueados. Sale 4 o 5 veces. Cuando nos vamos, veo a Nacho y de repente todo el mundo a su alrededor sale disparado quedándose solo en el centro de un corro de gente, ¡boom!, se había colocado encima de un petardo y cual Ninja, queda envuelto por una nube de humo pero sin desaparecer. Lo del Correbous ha sido la guinda del viaje y además inesperada.
Alcañiz - correbous


DIA 4
Nos levantamos temprano y recogemos las motos de la sala de fiestas del hostal, donde han estado a buen recaudo.
Para no montar el trípode le pedimos al dueño del hostal que nos haga una foto. Posamos pero nos dice que no funciona, lo compruebo y nos volvemos a colocar, nada, a la tercera vez me imagino lo que pasa y salgo disparado. El buen hombre oprime el pulsador y no lo suelta, al llegar a casa podré comprobar que nos ha hecho, en ráfaga, unas ¡50 fotos!.

 Caseres
 Caseres

Hace un día soleado, paramos para fotografiar los Ports, pero por el contraluz no se aprecian bien.
Nos detenemos en Gandesa, delante del Celler Cooperativa del arquitecto Cesar Martinell, obra maestra de la arquitectura industrial modernista, está cerrado.

Gandesa - Celler Cooperativa

Lo que no vimos, el interior del Celler, es espectacular
femTurisme.cat

Paramos en Riudoms, para hacer las ultimas fotos del viaje, hoy hemos salido con los polos conmemorativos de José Mª, para llegar a Barcelona.
Estas fotos son históricas, al menos para mí y aquellos que me conocen bien saben por qué, es la primera vez en lo que empieza a ser una dilatada existencia, que un logotipo, prenda o cualquier objeto con el anagrama de Montesa se apoya encima mío, en fin, lo que uno llega a hacer por amistad no está escrito :-)
Riudoms

Uno es lo que es y no se puede evitar
Bromas aparte, espero la ocasión en la que podamos lucirlas juntos los cinco.


El Ebro a su paso por Mora la Nova

Falset

Siempre viajo con una cámara de fotos, pero en esta ocasión decidí sustituirla por el smartphone, no es lo mismo pero se gana en agilidad. No hay que olvidar que, como suele decirse: después de todo, la cámara no es más que lo que hay entre la fotografía y tu. Llevamos un trípode retráctil y un adaptador universal para smartphone, lo siento pero me niego a llevar un palo de selfie.


Llegamos al mediodía a casa de Nacho, la aventura ha terminado y nos ha dejado un recuerdo imborrable que, como bien dice José Mª, se sigue disfrutando y saboreando, incluso más, después.
 
Al llegar a casa, saco la red y el tapizado del asiento esta intacto

Las motos han consumido unos 4 l/100 km (lo que gasta mi Scoopy 150i 4T a similar velocidad pero sin equipaje, lo que ya te dice algo del nivel tecnológico de nuestras clásicas, y en este caso del motor Montesa). No hemos tenido que apretar ni un solo tornillo, ni arreglar absolutamente nada.
El promedio, incluyendo las paradas de todo tipo, ha sido de unos 50 km/h.

EPILOGO
Han sido cuatro días de intenso motorismo, en los que nos hemos abstraído de casi todo, disfrutando muchísimo y comprobando que unas motos de apenas 175 cc y casi 50 años de antigüedad siguen siendo perfectamente válidas para plantearse viajes de 1.300 km. Debo reconocer que me ha sorprendido, pensaba que sería más complicado y el único motivo para ello pueden ser mis prejuicios.
En realidad, no tenéis más que escuchar a personas de 70 años para arriba, para saber que en los 60 era algo habitual desplazarse con estas pequeñas monocilíndricas a distancias de 300, 500, 600 km, por trabajo o por ocio.
Apenas unos días después de volver, me encontré con Gonzalo Vidal-Quadras, ex-director comercial de Bultaco y todo un Señor, de los que quedan pocos, quien me contaba como durante muchos años se desplazaba cada fin de semana entre Barcelona y Puigcerdá (180 km aprox. x 2) con una Tralla de 125 cc (no va con segundas), o haber hecho viajes por trabajo a Bilbao (500 km) y todo ello por las carreteras de entonces.
El desarrollo tecnológico de las motos desde los años 60 ha sido increíble. El estándar básico de moto de carretera ha pasado de los 175-250 cc a los 600 cc (como mínimo), unos auténticos pepinos que van de maravilla y que necesitan una parte ciclo acorde con la potencia que tienen, lo que al final se traduce en tamaño y en kilos (190 kg para arriba aprox). Las Impala con sus 10-18 CV según modelo (excepto la 250 con 26 CV), se quedan en apenas 95 kg; si tu planteamiento es viajar a 80-90 km/h, con algunas puntas de 100 km/h, entonces es cuando te das cuenta que una clásica como la Impala (o la Texas, aunque menos), es una opción tan buena como cualquier otra. Pierdes prestaciones y algo de comodidad, pero a cambio disfrutas de agilidad, ligereza, percibiendo de forma más directa la carretera y encima a lomos de un trozo de historia de nuestro motociclismo.
En cuanto a los pilotos, de edad casi similar a la de las máquinas, no hemos tenido ningún problema. Nacho ha ido haciendo algún estiramiento en las paradas. Yo por mi parte, a mis 60 años, siempre me acuerdo de que tengo espalda, me la noto, pequeñas molestias, pensando todo el día en como me siento, como levanto peso, etc. Sin embargo en estos cuatro días y pese a las horas que hemos pasado en moto, no me he acordado de ella ni una sola vez, no estaba así desde hace 25 años por lo menos, fresco como una rosa. Está claro que ir en moto es muy beneficioso para el organismo, tendré que volver a ir más. En fin, todo ha sido una pequeña aventura que tendremos que volver a repetir y como recuerdo de la cual, Pepe nos ha obsequiado con  unas preciosas fotografias acuareladas, gracias Pepe.


Gracias a Pep, una de las fotos del viaje ocupó el encabezado del Facebook del Moto Club Impala durante dos semanas

8 comentarios:

  1. Delicioso. Te agradezco que lo hayas publicado unos meses después porque ha sido volver a revivir sensaciones.

    Totalmente de acuerdo en que ir en moto es una experiencia individual que se disfruta más acompañado pero, mientras conduces, no hay nada más que tú, la carretera y la moto.

    Sois muy grandes, no es ninguna tontería lo que habéis hecho. Y qué decir de las motos, se merecen un homenaje y el mejor es utilizarlas en más viajes, que para eso fueron creadas.

    Los huevos, un "must" en todo menú viajero en moto que se precie. La cerveza sabe mejor si se tira desde un grifo como el de El Trillero.

    Os agradezco el viaje, los pasamos francamente bien en casa de Julián y la pena es que no os quedárais un día más para hacer las ruta por Peguerinos, la carretera de los pantanos, ... Pero no es cuestión de quemar todas las naves.

    Como ya os he dicho, me quedo con la sensación de deuda por no haber completado nosotros el viaje ya que sólo hicinos la mitad de vuestro recorrido. Bueno, si tenemos en cuenta la ruta de la Impalada, la deuda es menor :-)

    En todo caso, gracias por el viaje y por la crónica. La he saboreado con una Mahou Clásica como no podía ser menos.

    Un abrazo.

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    1. Gracias JMª, pues si, tienes razón, faltaba un día en Madrid para haberlo redondeado, pero bueno, vamos a ver la botella medio llena. Nuestro viaje fue más tranquilo, solo tuvimos agua una mañana, y hay que ir bajo el agua para saber lo que es, te la regalo toda. Lo bueno es que todos hemos comprobado lo que representa hacer algunos km con estas motos y ahora sabemos lo que es: disfrutar como enanos. Ahora me has despertado las ganas de saborear una Mahou, pero he ido a la nevera y m... no tengo, tendré que esperar hasta mañana :-)
      Un abrazo

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  2. Pocas veces me ha merecido la pena más un retraso, Fernando. Una crónica que sabe a motorista y amistad por los cuatro costados, y que me lleva a mis propios recuerdos ... entre los que sigue estando que ¡tenemos pendiente un viaje compartido entre los cinco!

    Pienso, como JM, que el Camino de Santiago es una buena opción. Aunque hay muchas otras en la piel de toro que pueden valer la pena. El caso es decidirse, acordar una fecha ... y pedir a Dios que nuestras mujeres no hayan tenido una idea alternativa para esos mismos días.

    Como dice Nacho ... ¡A las motos!

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    1. La gente que vale la pena es inspiradora de los mejores recuerdos. Como dices, habrá que repetirlo y ponernos todos juntos los polos conmemorativos. Hay muchas opciones, pero con la que hagamos, de momento será suficiente.
      !A las motos¡
      un abrazo

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  3. hola, buenas! soy Hugo, un apasionado de la impala. Me voy a londres brevemente con ella y tengo dos preguntas: ¿dónde puedo conseguir las cinchas/pulpos que usais? y ¿de qué marca y donde puedo comprar vuestros monos impermeables?
    Muchas gracias!!!

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    1. Hola Hugo, los pulpos los compramos en Motocard (creo que unos 6 € aprox). En cuanto a los impermeables, no te puedo ayudar, el azul de nylon tiene 30 años y no sé donde lo compré; Nacho tampoco recuerda de donde sacó el suyo verde. Lo que si te puedo decir, es que Julián (tienes el enlace en el lateral), el año antes compró uno muy económico de uso agrícola de pvc o similar (no es tejido como el nylon) y no le caló ni una gota.

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  4. Muchísimas gracias, tomo nota de las cinchas y para ya buscaré algo para el agua, un saludo!

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